Las fobias

Las fobias

¿QUÉ SON LAS FOBIAS?

Cuando hablamos de fobia nos referimos a un miedo exagerado, un miedo irracional frente a algo que habitualmente no nos provocaría ningún temor. Pueden llegar a causar ataques de pánico que el sujeto no puede controlar. Los síntomas principales son sudoración, aceleración del latido cardiaco, respiración anormal e, incluso, temblores y escalofríos. Es decir, una ansiedad generalizada.

Para la psiquiatría, las fobias, conocidas vulgarmente como miedos, tienden a clasificarse por tipos, en relación al objeto frente al que se produce el miedo.

Para el psicoanálisis esta clasificación no es tan importante como el mecanismo implicado en la enfermedad. Toda la clasificación nos habla de que, si la fobia se puede vincular a cualquier objeto, el estímulo fóbico elegido no debe ser lo importante. Pero esto no quiere decir que no tenga un sentido y que también, a través del objeto, podamos interpretar el sentido de la fobia para cada sujeto.

Hay que distinguir entre obsesiones y fobias. Su diferencia esencial es la siguiente: En toda obsesión hay dos elementos:

1º Una idea que se impone al enfermo.

2º un estado emotivo asociado.

En las fobias, este estado emotivo es siempre la angustia, mientras que en las obsesiones propias puede ser igualmente cualquier otro, tal como la duda, el remordimiento o la cólera, etc.

 

TIPOS DE FOBIAS

Entre las más comunes se encuentran:

La claustrofobia (miedo a los lugares cerrados); la agorafobia (miedo a los espacios abiertos); la nosofobia (miedo a enfermar); la querofobia (miedo a la alegría) o la fobia social (el miedo a relacionarse, hablar en público etc.). Esta última es una de las que más incidencia tiene en la población, y constituye un verdadero problema, dadas las múltiples situaciones sociales a las que tenemos que atender en la vida moderna.

En los casos de agorafobia, claustrofobia, etc., se encuentra con frecuencia el recuerdo de un ataque de angustia, y en realidad lo que las personas con fobias temen es la emergencia de tal ataque, en aquellas circunstancias especiales en las que cree no podrá escapar a él.

 

  • FOBIAS ESPECÍFICAS

 

También hay fobias específicas, puesto que existen muchos tipos, que se centran en un objeto determinado. Los tipos de fobias más comunes, que podríamos llamar clásicas, serían: zoofobias (miedo a las arañas, a los ratones, a las serpientes, etc); brontofobia (miedo a las tormentas); nictofobia (miedo a la noche o a la oscuridad): hematofobia (miedo a la sangre, las agujas, las heridas…), etc.

Son cosas que a todos nos intranquilizan un poco y que no suponen un peligro real, pero que para algunas personas suponen un gran estímulo fóbico.

 

  • FOBIAS TRAS UN HECHO TRAUMÁTICO

 

También están aquellas fobias que aparecen después de un hecho traumático, por ejemplo, fobia a conducir después de haber tenido un accidente de coche, a practicar un deporte después de una fractura o, incluso, a caminar después de una caída. Este tipo de trastorno es más del orden de la histeria.

 

ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS

Las fobias existen, las padecen muchas personas (un 9% de la población mundial) y son uno de los trastornos psíquicos más frecuentes. En España es el que más prevalencia tiene después de la depresión. Aproximadamente uno de cada diez individuos tiene, al menos, una crisis de pánico en algún momento de su vida.

Es de destacar que la llamada fobia social (trastorno de ansiedad social) es de las más extendidas, la padece un 12,1% de la población.

Las fobias específicas son padecidas por un 12,5% de la población.

 

LAS FOBIAS PARA EL PSICOANÁLISIS

Distinguimos dos grupos en las fobias, caracterizados por el objeto de la angustia: primero, fobias comunes: miedo exagerado a aquellas cosas que todo el mundo teme algo, tales como la noche, la soledad, la muerte, las enfermedades, las serpientes, los peligros en general, etc.; y segundo, fobias ocasionales: angustia emergente en circunstancias especiales que no inspiran temor al hombre sano. Así, la agorafobia y las demás fobias de la locomoción. Es interesante observar que estas últimas fobias no son obsesivas, como las obsesiones propias y las fobias comunes.

El estado emotivo no surge en estos casos, sino en circunstancias especiales, que el enfermo evita cuidadosamente. El mecanismo de las fobias es totalmente diferente del de las obsesiones.

No se trata ya de una sustitución, ni resultaba posible descubrir, por medio del análisis psíquico, una idea inconciliable sustituida. Sólo se encuentra un estado emotivo de angustia, que por una especie de elección ha hecho resaltar todas las ideas susceptibles de llegar a ser objeto de una fobia.

En los casos de agorafobia, etc., se encuentra con frecuencia el recuerdo de un ataque de angustia, y en realidad lo que el enfermo teme es la emergencia de tal ataque en aquellas circunstancias especiales en las que cree no podrá escapar a él. La angustia de este estado emotivo existente en el fondo de las fobias no se deriva de ningún recuerdo.

Habremos, pues, de preguntarnos cuál puede ser el origen de esta potente condición del sistema nervioso. En respuesta a esta interrogación espero poder demostrar otra vez que está justificado establecer una neurosis especial, la neurosis de angustia, de la cual es el síntoma principal dicho estado emotivo. Las fobias forman parte de la neurosis de angustia y aparecen acompañadas casi siempre de otros síntomas de la misma serie.

La neurosis de angustia es también de origen sexual, pero no se enlaza a ideas tomadas de la vida sexual, ni en realidad posee un mecanismo psíquico. Su etiología específica es la acumulación de la tensión genésica, provocada por la abstinencia o la irritación genésica frustrada (por el efecto del coito reservado de la impotencia relativa del marido, de las excitaciones sin satisfacción ulterior de los novios, de la abstinencia forzada, etc.).

Las fobias son una manifestación psíquica de las neurosis de angustia.

Cuando se trata de una fobia histérica podemos escuchar al paciente hablar de asco, ya que el sentimiento predominante en la histeria es el asco. Por ejemplo: referirse a la fobia a las arañas, o a las cucarachas, como asco a las arañas o a las cucarachas. Es una fobia específica, relacionada con un estímulo fóbico concreto.

Las otras fobias, las que se refieren a objetos inhabituales: por ejemplo, a los caballos, a los ascensores, a los transportes, el avión, por ejemplo, son verdaderas fobias, no son histerias. Estas fobias específicas desencadenan ese miedo irracional del que hemos hablado, acompañado de ansiedad, ataques de pánico y angustia.

 

EL PAPEL DE LA ANGUSTIA

 

Debemos destacar que el afecto por excelencia en las fobias es la angustia. Todas las restricciones, las precauciones y las prevenciones del fóbico son para evitar el ataque de angustia. Por ejemplo: tiene fobia a los espacios abiertos, agorafobia, y no sale de casa para evitar un ataque de angustia; tiene fobia a los espacios cerrados, claustrofobia, y no puede viajar en metro, montar en ascensores, etc. Si recuerdan, el ataque de angustia consistía en palpitaciones, sudoración, respiración acelerada, presión en el pecho y sensación de muerte inminente o de volverse loco. Algunas personas padecen dolor de cabeza ante la mera idea de enfrentarse al estímulo temido.

El miedo de las fobias nos parece irracional. La clave está en que el miedo no es al objeto, objeto de la fobia, si no que se ha producido un desplazamiento del miedo, que inicialmente era a otro objeto, pero que el sujeto psíquico no puede aceptar.

 

FOBIAS EN LA NIÑEZ

 

Las fobias son muy frecuentes en la niñez, el problema es cuando persisten en la edad adulta. El niño pequeño encuentra en la madre su primer amor, y en el padre el obstáculo mayor para conseguir ese amor, es un competidor. El niño, además de amarlo tiernamente, también desea su desaparición, su muerte. Así que el primer miedo de los niños es al padre. Si llegara a descubrir lo que siente por la madre, ¿papá qué haría? Mejor que se vaya, parece razonar el niño.

Debemos entender el miedo como una señal del deseo. Deseo a mamá y temo a papá. El desplazamiento al que nos hemos referido antes tiene que ver con esto, si reconozco que temo al padre he de reconocer que deseo a la madre, y como esto es casi imposible de ser pensado para cualquier sujeto, el miedo se desplaza a otro objeto. El miedo al padre se convierte en miedo a los caballos (caso Juanito).

Como he dicho anteriormente, aunque el objeto no sea lo importante, tiene que ver con la historia de ese sujeto. El niño jugaba a subirse en papá convirtiéndolo en un caballo, y para ocultar esa hostilidad y ese temor al padre, la fobia elige como objeto al caballo.

 

CONSECUENCIAS Y REPERCUSIONES EN LA VIDA COTIDIANA

 

Las fobias pueden ser muy incapacitantes en la vida cotidiana para el que las padece: a veces no puede salir de casa, no puede trabajar para ganarse su sustento, de tal manera que queda totalmente dependiente, con trastornos de ansiedad. Hay un importante deterioro laboral, académico, social, familiar y personal. Pueden, incluso, poner en riesgo su vida, como en el caso de la hematofobia, porque el fóbico puede negarse a recibir ciertos tratamientos imprescindibles para la supervivencia.

Los fóbicos cada vez limitan más su actividad cotidiana y, para evitar el contacto con el objeto fóbico, desarrollan toda una serie de conductas de evitación o precaución que los va encerrando dentro de una muralla cada vez más limitada. Todo esto produce un empeoramiento de su calidad de vida y sus relaciones sociales, derivando a veces en una fobia social, para que los demás no se percaten de su miedo.

Las personas con fobias se resisten a expresar su temor a situaciones que, racionalmente, consideran normales o inofensivas, pero que a ellos les producen un fuerte trastorno de ansiedad. No lo pueden entender, pero lo sufren.

Y, sin embargo, no son los que más consultan directamente. Pedir ayuda es fundamental para poder enfrentar una solución que mejore la calidad de vida del sujeto, en definitiva, su salud mental.

 

EL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO

Desde el psicoanálisis, llevamos años trabajando para ofreceros la mejor manera en el tratamiento de las fobias. Cada caso es diferente, porque cada persona es diferente y cada situación influye de manera particular. Por eso, el diagnóstico va siempre precedido de un análisis del discurso del paciente, para poder localizar en él cualquier cosa importante que pase desapercibida en la conversación normal.

Desarrollar una fobia es un trabajo, y puede instalarse durante mucho tiempo si no se tratan las causas principales. Hallar el estímulo fóbico resulta esencial para el éxito del tratamiento y la eliminación de los trastornos de ansiedad, que tantos inconvenientes conllevan para el normal desarrollo de la vida del sujeto.

El psicoanálisis puede lograr un estado de paz para las personas aquejadas de este tipo de miedos.