¿Comes para calmar tu ansiedad?

 

¿Comes para calmar tu ansiedad?

 

¿DE DÓNDE PARTIMOS?

Para la realización del presente trabajo partimos de una realidad alarmante: el sobrepeso afecta a un alto porcentaje de la población, entre un 30% y un 40%. Además de provocar trastornos individuales, también produce un gran gasto económico y psíquico, directo o indirecto, para muchas personas.

El acto de comer va unido a la supervivencia, por eso es algo común para todos. Todos podemos ser víctimas de pautas inadecuadas de alimentación o comportamientos que denotan que el acto de comer es el síntoma de otro malestar.

No es difícil darse cuenta de desajustes entre lo que comemos y lo que deberíamos comer. Por ejemplo, discutes con tu pareja y te das un atracón de dulces, o tienes problemas en la oficina y al salir te vas a comer una hamburguesa hipercalórica para saciar tu malestar.

Tendemos a pensar que los problemas de alimentación afectan a otras personas, no a nosotros. Habitualmente uno se autoconvence de que lo tiene todo bajo control, que podrá dejar de comer así, que ya lo quemará haciendo ejercicio, pero son conductas repetitivas, hábitos, manejos que muestran nuestra forma de gozar y de huir de aquello que nos compromete con nuestra salud.

 

OBJETIVOS

  • Ayudarte a reconocer tu relación con la comida.

Es necesario para poder plantearte unos hábitos de vida adecuados y conseguir un peso saludable, acorde a tus condiciones de vida. Concretamente, nos vamos a centrar en esos momentos en que la ansiedad o la angustia te hacen picar entre horas, o ir a la nevera y pegarte un atracón de comida. Son conductas perjudiciales que hay que evitar, así como aquellas con las que intentas compensar el exceso cometido (provocarte el vómito, dietas heroicas o milagrosas, entrenamientos inadecuados y excesivos, etc.)

¿Cómo conseguirlo? Seguro que es algo que ya has intentado muchas veces, pero no lo has logrado. ¿Por qué no puedes dejar de hacerlo? ¿Cómo identificar si utilizas la comida para calmar tu ansiedad?

 

  • Darte las claves para gestionar los estados de ansiedad.

La ansiedad está en la base de tu desmesura con la comida ¿Cómo dejar de utilizar la comida para calmar la ansiedad? Esperamos que entiendas que se trata de una aproximación general y que cada caso requiere de un tratamiento personalizado, por lo que ponemos a tu disposición nuestros profesionales a los que podrás consultar.

 

  • Mantener un peso saludable.

Adelgazar y mantenerte en un peso saludable aprendiendo a identificar tus estados de ansiedad cuando aparezcan sin llegar a agredir tu salud.

Partimos entonces de ti, o de esa persona cercana a ti por la cual estás leyendo este artículo. En cualquier caso, de una persona que necesita ayuda para poder enfrentarse a su estado, ya que solo, como bien sabemos, resulta muy difícil o imposible. Queremos acompañarte en este proceso para que puedas iniciar y mantener un tratamiento adecuado físico, psicológico y social.

 

¿QUÉ PROBLEMÁTICA TIENE UNA PERSONA CON SOBREPESO?

Una de las principales problemáticas a las que una persona con sobrepeso tiene que enfrentarse es que no puede controlar sus impulsos y tiene una relación desordenada con la comida. Descartados todos los trastornos orgánicos, tendríamos que poder examinar los condicionantes psíquicos que pueden intervenir en su tendencia al sobrepeso.

Muchas de las personas que llegan a nuestra consulta son hombres y mujeres que han realizado miles de dietas, pero no han conseguido adelgazar o que, habiéndolo conseguido, les ha sido imposible mantenerse en el peso saludable, volviendo a engordar.

 

OBSTÁCULOS:

  • La ansiedad.

La propia ansiedad es un obstáculo para adelgazar. La ansiedad quiere hablar y manifestarse, dice algo del que la padece. Son muchos los casos donde comer deja de ser un simple acto de alimentación, y la comida adquiere otro significado.

La ansiedad o angustia es algo que sentimos, la vamos a calificar de estado afectivo. Corresponde a un afecto de carácter displaciente del que nos queremos desprender lo más rápidamente posible, ya que en muchos casos puede incluso provocar hiperventilación, taquicardia, sudoración, ahogos, sensaciones corporales muy desagradables que hacen imaginar a la persona angustiada que puede llegar a morir o a volverse loca. Como hemos dicho, es una sensación, un sentimiento, nada más.

Muchas personas, cuando sienten nerviosismo, agitación e inquietud, recurren a la comida para intentar paliar este estado, porque sienten que les genera satisfacción y calma. No come por hambre o por necesidad, come para calmar su estado anímico, su situación emocional, su ansiedad. Come para calmarse, y eso le produce sentimiento de culpabilidad, lo que aumenta nuevamente su ansiedad, entrando en el círculo vicioso que le perjudica.

Los ataques de angustia o de pánico son una explosión repentina que algunas personas sacian comiendo. Lo conocemos como ataques de bulimia, comer sin que haya ninguna situación previa que aparentemente le lleve a justificar el atracón.

No podemos reducir la bulimia únicamente a los ataques de pánico, la bulimia nos habla de una dificultad para parar de comer, se trata, en muchos casos de una imposibilidad para poner límites, problema que se repetirá, probablemente, en otras actividades de su vida. Como esa pareja de enamorados que no pueden interrumpir el encuentro y quieren pasar todo el tiempo juntos, dejando de hacer otras cosas beneficiosas para ellos.

 

  • Algunas de las sensaciones que la ansiedad o la angustia producen:

Un estado de excitación general. Muchos pacientes con sobrepeso ante su estado de inquietud acuden a la nevera para descargar su excitación ingiriendo alimentos que su cuerpo no necesita. Por ejemplo: Después de una discusión con la madre en la que no le ha podido decir todo lo que quería o una frustración laboral, llega a casa y descarga su rabia, su ira, contra sí mismo, llenando esa insatisfacción ansiosa con comida. De alguna manera se come su propia insatisfacción para calmar la excitación surgida en la discusión.

Un estado de espera angustiosa, que hace a la persona anticipar fantasiosamente de forma pesimista la realidad. Esto le lleva a llenar esa espera con comida. Por ejemplo: una mujer en casa que fantasea que el marido llega tarde porque ha tenido un accidente de vuelta del trabajo, ese nerviosismo le lleva a comer compulsivamente o sobrealimentar a los hijos.

A veces, un estado angustioso puede llegar a convertirse en un miedo, una fobia que, como en la agorafobia, me impida salir a la calle, encerrando mi vida en un limitado espacio donde la búsqueda de satisfacciones puede hacer de la comida una fácil vía de consuelo. La comida hace de acompañante frente al encuentro con la situación angustiosa.

La comida no va a conseguir solucionar tu ansiedad porque se trata de un estado psíquico que requiere de un tratamiento adecuado para calmarlo. Una escucha especializada te ayudará a entender qué intentas calmar cuando comes.

Son muchos los ejemplos donde podemos mostrar la existencia de ansiedad en los casos de sobrepeso, pero quizá hay pacientes que presentan una actitud muy típica donde la comida y la ansiedad tienen una estrecha relación. El caso de Ricardo, empresario con una alta actividad laboral y con muchas exigencias personales: familia, pareja y cierto cuidado hacia los padres. 

Comienza su tratamiento hace aproximadamente dos años, con 120 kilos de peso y aquejado de una fuerte ansiedad que le lleva a comer grandes cantidades de comida poco saludable. Durante el primer año, se sentía muy apremiado por la finalización del mismo y la consecución de resultados terapéuticos, los primeros meses se quejaba constantemente de la ineficacia del tratamiento y de que no podía seguir así, que necesitaba ver resultados. 

La impaciencia y la necesidad de cumplir sus expectativas personales nos hablaban de una gran ambición y de su poca capacidad de trabajo, con respecto a él mismo. También podemos leer, en su necesidad de ver resultados, una actitud en su vida, donde se intuye una gran preocupación por el final, dicha preocupación no es otra que la referente a su propio final, a la muerte. Preocupación que le impide disfrutar del día a día, de gozar de la vida según se va produciendo, aceptando su propia mortalidad. 

En el transcurso del tratamiento, la ansiedad producida por estas cuestiones se fue reduciendo y fue mejorando su calidad de vida, cuidado su alimentación y reduciendo su peso. Aprender a cuidarse nos habla de una aceptación de nuestra condición de mortales, lo que nos impulsa a vivir de una forma más gozosa y más saludable.

 

  • Incomprensión frente a la ansiedad o el tratamiento de la ansiedad

La ansiedad y la angustia se producen por los mismos mecanismos psicológicos. Resulta muy difícil relacionarlas con un acontecimiento concreto, no hay nada que, aparentemente, provoque la angustia, pero puede surgir ante cualquier situación donde uno se siente cuestionado o contrariado psíquicamente. No se sabe por qué se tiene ansiedad o angustia.

La diferencia entre ansiedad y angustia es que la angustia se refleja en el cuerpo: opresión precordial, alteración del ritmo respiratorio o del ritmo circulatorio, sensación de ahogo, mareo. En cambio, la ansiedad no se siente en el cuerpo y, por eso, resulta más insoportable que la angustia, porque la angustia lleva a pensar en un padecimiento orgánico, en muchos casos se puede confundir con un infarto. Pero en la ansiedad siempre es algo psíquico porque no tiene causa, ni motivo aparente, ni sensaciones corporales, sino que es, podríamos decir, un malestar inconsciente.

La ansiedad y la angustia siempre hablan de tus deseos, son una forma de manifestar los deseos inconscientes. Aprender a conocer qué es lo que te angustia te ayudará a comprender algunas de tus reacciones y te permitirá aceptar que todo crecimiento es una producción, todo se consigue con trabajo.

 

  • Anteponer el placer de comer frente a otros placeres

Cuando sientes ansiedad y recurres a comer se está poniendo en juego una preferencia por el placer oral frente a otros placeres. Comer implica utilizar la boca y todo el aparato digestivo, pero no se trata sólo de una ingesta de alimentos, conlleva una satisfacción añadida. Cuando el placer oral es la única satisfacción aparecen los problemas de sobrepeso, lo que limita tus posibilidades de solución de los problemas y tu capacidad de disfrute.

El placer se fija a través de la repetición, cuando queda fijado ese placer a una única zona se produce un estancamiento de la energía psíquica, descartando las demás partes del cuerpo como posibles fuentes de placer. No es extraño encontrar casos de pacientes con sobrepeso que, por comer, dejan de hablar, caminar, disfrutar del sexo, etc.

 

  • Mantener unos hábitos de vida saludables requiere un trabajo que, en ocasiones, supera la capacidad de trabajo del paciente con sobrepeso.

Responsabilizarse de las nuevas decisiones y los resultados de la dieta, así como de las pautas de vida que te ayudan, es fundamental para alcanzar los objetivos propuestos. Integramos en nuestra propuesta tanto los factores médicos y la dieta como los factores psíquicos y emocionales que tenemos que trabajar.

Estamos aprendiendo durante toda la vida, los conocimientos científicos progresan y nos orientan sobre pautas para nuestra salud. Por ello, tenemos que estar poco aferrados a las costumbres, estar dispuestos a incorporar nuevos hábitos, a cambiar algunas cosas.

Para obtener resultados diferentes, como un mejor estado físico y psíquico, tenemos que hacer cosas diferentes, reaccionar de forma distinta.

Una de las cuestiones más importantes a tratar es la inconstancia, la poca rigurosidad, la falta de orden que llevan al incumplimiento de la dieta o de la actividad física requerida. ¿Qué aspectos inconscientes te llevan a no cumplir contigo mismo, yendo en contra de tu propia salud?

Sirva de ejemplo una paciente que, a sus 38 años, lleva casi toda la vida realizando dietas, luchando con la báscula y con sus deseos de comer. Cuando acude a la consulta pesa 91 kg., el peso máximo que ha alcanzado. En otros momentos ha conseguido bajar a 72 kg. de peso, pero hace mucho tiempo que no consigue bajar de los 80. Muy desmoralizada y preocupada por su imagen y su incapacidad de gestionar su problema con el peso, consulta por primera vez a un psicoanalista para que le ayude a evitar los atracones de comida después de las sesiones de gimnasio, al que acude con cierta regularidad desde hace un año y medio. Lo que parecía ser un medio para controlar su ingente apetito le ha servido para premiarse con más comida y agudizar su problema.

Tras unas semanas de tratamiento psicoanalítico, María consigue dejar de relacionar su comportamiento, repetido desde la infancia, con la necesidad de premio. Es un comportamiento infantil derivado de una constante demanda de amor a las figuras paternales. Se normaliza la idea de trabajo como una forma de vida propia del adulto y se le ayuda a pensar su objetivo de perder peso como un estilo de vida y no una continua comprobación de amor.

El acompañamiento terapéutico y la correcta gestión de la ansieda, le han permitido a María a una notable mejoría, no sólo bajando de peso, sino estabilizando sus fluctuaciones emocionales, por lo que es capaz de reaccionar de forma diferente ante sus deseos a comer.

 

  • No disponer de una persona con la que establecer un pacto. Sentimiento de soledad.

Adelgazar y mantenerse en un peso sano requiere de alguien a quien darle nuestra belleza, nuestra salud y nuestra estima. Si no tienes relaciones con las que disfrutar o personas a las que amar, esto dificultará el proceso de adelgazamiento y mantenimiento de un peso sano.

Todo lo que hacemos con nuestra vida es para alguien, tanto lo que nos beneficia como lo que nos perjudica. Evidentemente no es algo consciente, pero identificar los condicionantes inconscientes que te llevan a dedicarle la gordura a una determinada persona o cosa, resultará una ventaja a la hora de emprender una dieta o de adquirir nuevos hábitos alimentarios.

El sentimiento de soledad que muchas veces encontramos en pacientes con sobrepeso es, sin duda, algo a tratar. La soledad puede ser real, pero también puede ser encubridora de un deseo de que desaparezcan algunas personas, una excusa o justificación, como la timidez, o incluso algo ilusorio, lejos de toda realidad.

 

  • Los beneficios secundarios que obtienen las personas con sobrepeso.

Otro de los obstáculos con los que se encuentran algunos pacientes es que les resulta complicado adelgazar por los beneficios derivados de su sobrepeso. En ocasiones, el sobrepeso aporta una serie de ventajas que, aunque nos parezca impensable, impiden el adelgazamiento.

Un ejemplo: Es sabido que, para muchas personas, que su pareja tenga “barriguita” es algo sexy, el problema es cuando por mantener esa “barriguita” que tanto le gusta a la pareja, se comenten excesos que le perjudican.

Otro ejemplo bastante habitual es la persona que pertenece a una familia donde todos padecen de sobrepeso. Si adelgaza, la familia puede llegar a mirarla como el raro o el traidor o, incluso, calificarle de enfermo. El sobrepeso le permite seguir siendo miembro de esa familia, mantiene su lugar en ella; si adelgazase perdería su posición familiar o identidad.

Muchas personas manifiestan el temor a que cualquier cambio en su forma de pensar o en sus reacciones pueda tener repercusiones en sus relaciones personales y laborales. A veces, tememos más lo bueno por conocer que lo malo conocido, simplemente por el hecho de que no soportamos la incertidumbre.

Cada caso concreto mostrará sus condicionantes particulares que habrá que analizar. Pero seguro que, al hacerlo, descubrimos muchas más ventajas de mantener un peso saludable. No cabe la menor duda de que, si se cuida y ve la vida con otra perspectiva, va a gustar más a los demás y, también, a usted mismo.

 

  • Tendencia a la repetición.

En el ser humano existe una tendencia a repetir los comportamientos aprendidos que le son más fáciles, por ejemplo: el afán por concluir todo rápidamente, por actuar con premura o vivir bajo una sensación de urgencia que le lleva a anticiparse. Comer es un intento de resolver con inmediatez situaciones que requieren una mayor elaboración.

Algunos pacientes con sobrepeso y obesidad, como ya hemos visto, padecen ansiedad ante situaciones de espera o incertidumbre. Esa elevación de energía incomprensible para el sujeto le hace regresar a formas aprendidas mediante las que pudo controlar o escapar de lo que no tolera. Aprender a tolerar la incertidumbre, reduce considerablemente la ansiedad y sus consecuencias. La mayoría de las veces el ansioso prefiere concluir rápidamente las cosas para no sentir ansiedad o directamente no iniciarlas.

Esta urgencia por concluir refuerza la tendencia a la repetición, repiten su manera de pensar, de hablar o de actuar, manteniéndose en un circuito cerrado que dificulta encontrar otras formas de relacionarse con la comida.

Por eso la importancia de la grupalidad. La fuerza grupal le ayudará a evitar la repetición, a abrirse a propuestas diferentes y nuevas. A todos nos gusta agradar a los demás, y los demás te ayudarán a producir otra forma de relacionarte, aprenderás a hablar de más cosas y no sentirás que la comida te domina.

 

  • Herencia familiar

Muchas personas se sienten encerradas en su cuerpo, como si de una herencia familiar se tratara. Hablamos de esas familias donde las palabras pronunciadas y aprendidas provocan daños de gran peso emocional en sus integrantes. La sobreprotección, o la falta de atención a los hijos, también pueden marcar a personas con sobrepeso.

Pierden la confianza en la posibilidad de cambiar. Por ejemplo, esas personas que siempre escucharon de sus progenitores: “Tú siempre igual, nunca vas a cambiar, a ti no hay quien te cambie”. Estas frases, incorporadas fielmente, pueden desmotivar a los pacientes que requieren de un tratamiento dietético, ya que la dieta es, sin duda, un cambio importante que van a tener que afrontar.

La ideología familiar condiciona las ideas sobre el cuerpo que cada uno tiene, pueden encasillar a las personas. Pero si aprendemos otras frases y reconocemos que somos lo que hablamos y hacemos, si hacemos y decimos otras cosas, seremos otros.

Repetir la vida de tus padres te impide vivir tu vida. Se trata de aprender a conocerte y a dejarte llevar por aquellos deseos tuyos propios que irán haciendo tu vida, se trata de que puedas elegir.

Salud o enfermedad son una construcción de nuestros deseos. Los conflictos con lo familiar son uno de los obstáculos más comunes en todo proceso de crecimiento. El psicoanálisis te ayudará a producir otra relación con esos lugares de tu infancia que aún permanecen en ti.

Ejemplo: A la consulta llegó un paciente muy interesado en adelgazar.  Empezó a engordar a partir de la muerte de su padre, hacía 5 años. Comía compulsivamente grandes cantidades de alimentos, en situaciones de picos de trabajo en los que se sentía superado. 

En el transcurso de de su psicoanálisis mostró un recuerdo de su padre y, en concreto, una frase que le decía cuando él era niño: “Cómete todo, porque si no vendrán otros niños y se lo comerán”. La interpretación mostró cómo, en el acto de comer, revivía la frase de su padre como si su padre estuviera aún vivo, cuando necesitaba una figura de apoyo paternal. El paciente pudo recordar otras frases y puntuar su voracidad, que tenía que ver también con su ambición y su dificultad para delegar el trabajo en sus colaboradores.

 

  • Comer y el tiempo de comer son una producción necesaria para conseguir un peso saludable.

Se pueden provocar trastornos alimentarios que desencadenan un estado de sobrepeso si no establecemos los espacios y los tiempos para que el cuerpo asimile la comida correctamente. Por ejemplo, hemos visto casos donde una mala digestión no está relacionada con la comida en sí, sino con quién se come: un compañero con el que me llevo mal o una determinada comida familiar.

El ritmo de vida actual y las exigencias personales, a veces, llevan a dejar de lado la alimentación, comiendo “lo primero que pillas”, que normalmente son comidas hipercalóricas o poco saludables.

Tanto los excesos como los defectos en la cantidad, tiempo y espacio dedicados a la comida son, en muchos casos, el origen del sobrepeso.

No se trata de obsesionarte con lo que comes, cuándo y con quién, pero sí de establecer un orden alimentario que te aporte los nutrientes necesarios para que tu organismo funcione correctamente.

La salud alimentaria empieza y termina en ti, aunque siempre sea un acto de amor cuidarse, ya que si tú estás bien estás pensando, también, en la gente que te rodea.

 

¿CÓMO HACER FRENTE A LA ANSIEDAD?

La angustia y la ansiedad son estados afectivos que cuando duran una noche, una tarde o un instante, no son perjudiciales, diríamos incluso, que una cuota de angustia o ansiedad son necesarias ante cualquier cambio o novedad en la vida, pero su prolongación puede provocar padecimientos o enfermedades graves.

Para hacer frente a una relación perjudicial con la comida es fundamental no ponerse plazos, hay que entenderlo como un cambio en los hábitos de vida y en manera de pensar, se trata de incluir otras pautas diferentes a las aprendidas y que se amolden a las necesidades de tu vida y tu salud.

Es mejor vivir acompañado, por eso te proponemos que no inicies en solitario la propuesta de cambio. Sabemos que no es fácil y que las recaídas afectan tu autoestima. La mejor forma de ir confiando en tu capacidad es hacer social tu compromiso, contar con otras personas que también compartan contigo la experiencia de cambiar algunos hábitos.

Adelgazar implica cambiar de costumbres y encontrarse con una nueva vida: ahora te sientes bien, con un estado de salud bueno, tu figura te gusta más y, por si fuera poco, también percibes que le gustas más a la gente. Todos estos cambios, además de alegría, pueden provocar momentos de ansiedad. Por eso, debe ser entendido como un proceso en el que hay que tolerar hablar de las fantasías que se generan en el cambio. El trabajo grupal, en estas situaciones, será coordinado por un psicoanalista para ayudarte a superar tus miedos y poder hablar de tus fantasías, reduciendo tu angustia.

 

ADQUIRIR NUEVOS HÁBITOS TE AYUDARÁ A GESTIONAR LA ANSIEDAD

No podemos calmar el hambre nunca, eso quiere decir que la angustia y la ansiedad no pueden desaparecer de la vida, pero sí puedes aprender a responder de forma diferente ante esos afectos.

Es fundamental, como hemos visto, aprender qué dieta es la adecuada a tus necesidades nutricionales y tus condiciones de vida, también qué actividad física te va a ayudar a mantener un buen estado de salud. Pero no hay progreso si no sumas al placer de la comida otros placeres, otras formas de relacionarte y de gestionar tus emociones.

La terapia individual o grupal te ayuda a gestionar, a través de la palabra, tu angustia. Nuevas actividades y relaciones te facilitarán la tarea.

Sólo aquél que acepta la muerte puede comenzar a vivir. Aceptarte mortal genera angustia, pero permite iniciar una nueva relación con la vida y establecer los límites necesarios para cuidar tu salud.

Una nueva rutina alimentaria aliviará tu culpa y establecer un plan de ejercicios. Hay que aprender a levantarse tras las caídas. Es muy habitual que la persona que ha transgredido se sirva de esto para pasarse aún más, para comer más, abandonar por un tiempo sus compromisos saludables. Hay que mantenerse en el pacto.

 

¿CÓMO SE CURA LA ANSIEDAD?

La ansiedad es un síntoma psíquico que remite con un tratamiento psicoanalítico y dependiendo de la gravedad del caso, el profesional te recomendará un tratamiento individual, o bien, combinado con terapia grupal.

 

EL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO TE PUEDE AYUDAR

Aprender a sustituir: La sustitución es un indicador de salud. La forma de relacionarte con la comida pone también de manifiesto la forma de relacionarte con las personas. Sumar nuevas relaciones que sustituyan el vínculo con la comida te ayudará a renunciar más fácilmente a la tendencia a recurrir a la comida.

Saber que es mejor hablar, cuando comes porque no sabes cómo resolver tu ansiedad. Llenar la boca de palabras con una conversación, también, produce un placer equivalente al de comer.

Hay un hambre que no se puede calmar nunca, por más que comas. La angustia es un sentimiento vital necesario que nos protege ante un peligro exterior e interior, sólo cuando se hace síntoma, es cuando debemos tratarla, si no es una compañera que está trabajando a favor del crecimiento y el desarrollo de la persona.

En el acto de comer están en juego no solo la ingesta de alimentos sino también un acto de amor de alimentar o ser alimentado. Con un tratamiento adecuado podrás asegurarte de que no hay una cuestión amorosa detrás de tu voracidad, es fundamental poder transformar tu deseo de comer por otros deseos.

Comer para calmar la ansiedad es una forma infantil de resolver el problema. Muchas veces en vez de dar un abrazo, un beso, una palabra amigable o calmante, utilizas la comida desplazando ese acto afectivo al acto de comer. Por ejemplo, la madre alimenta al niño siempre que llora, cuando en realidad lo que necesita es calor o ser acunado.

En la ingesta de alimentos hay una ambivalencia amor-odio, me como un alimento y pasa a mi aparato digestivo, pero también lo destruyo. Muchos alimentos tienen nombres o son nominados con nombres propios de personas o que asemejan a personas.

La boca no solo sirve para comer. También sirve para hablar, para cantar, para besar, chupar, morder, recitar. Nuestra propuesta es sumar al goce de comer, otros goces, utilizar la boca para otros verbos infinitivos.

No se puede enseñar a comer, pero sí aprender a comer. Nadie educa a nadie. Lo que queremos transmitirte es el deseo por comer sano y mantener un peso saludable, con las ventajas que eso supone.

Se trata de despertar en ti nuevos intereses, nuevos caminos para poder sostenerte en las situaciones de tensión, en los procesos creativos y en aquellas situaciones de espera que todo proceso de estudio o trabajo implica.

Los grupos terapéuticos coordinados por un psicoanalista son un sostén fundamental para alcanzar los logros que te proponemos. El sujeto en el grupo puede despojarse de sus miedos y producir otro cuerpo, el cuerpo grupal que te ayudará a mantenerte en las propuestas y a superar las dificultades.

No debemos olvidar que la mayoría de las dificultades para mantener en el tiempo estos hábitos saludables son de carácter psíquico (decaimiento, falta de autoestima, ansiedad, desmotivación, soledad). Poder analizar las fantasías que se producen en relación a la comida y en relación a la transformación corporal le ayudará a ir construyendo el sostenimiento social que toda salud requiere.