¿A QUÉ SE LLAMA DEPRESIÓN POSVACACIONAL?
El llamado síndrome post-vacacional, también conocido como estrés o depresión posvacacional, es un concepto que se refiere a la ansiedad o presión emocional que debemos afrontar al readaptarnos a las tareas laborales después de un período vacacional.
En muchas personas esta vuelta a la actividad normal no supone ningún trastorno, incluso puede representar un aliciente, ya que vuelven con ilusión a la actividad productiva, en especial para quienes el entorno laboral es favorable y se compone de actividades gratas y creativas con un desarrollo de relaciones sociales satisfactorias.
La readaptación a la vida laboral después de las vacaciones incluye cambios de horarios, de obligaciones y de estilo de vida en su conjunto. Todo ello conforma un proceso normal de adaptación, que en algunos casos llega a ser más intenso y produce en quien los sufre molestias psicológicas y/o físicas.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
Hay diversos síntomas, que podríamos clasificar en dos grupos. Los síntomas más comunes a nivel emocional son:
- Disminución del rendimiento
- Falta de motivación, tristeza, apatía, decaimiento
- Falta de energía
- Dificultad para concentrarse
- Cambios bruscos de humor
- Cesación del interés por el mundo exterior
- Estado de ánimo profundamente doloroso
Pero también pueden producirse síntomas somáticos: Palpitaciones, sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca, temblores, dolor de espalda, mareos, malestar gástrico, cansancio, insomnio, rechazo a la comida, pérdida de interés sexual, etc.
Cuando estos síntomas se alargan sin que ningún tratamiento médico los calme, hay que deducir que su origen no es orgánico y están encubriendo un cuadro depresivo.
Estos signos y síntomas de estrés se manifiestan con mayor frecuencia en las mujeres, probablemente por desarrollar actividades en un entorno socio-familiar de mayor presión.
Las personas con depresión no siempre se diagnostican correctamente, ni siquiera en algunos países de ingresos elevados, mientras que otras, que en realidad no la padecen, son diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.
CÓMO FUNCIONA LA DEPRESIÓN
La depresión es una reacción inconsciente a una pérdida y es diferente al duelo, que es lo que normalmente llamamos tristeza.
El duelo es un proceso normal que se desarrolla frente a la pérdida de un objeto amoroso (una pareja, un trabajo, unas vacaciones…) o de una abstracción equivalente: la patria, la libertad, un ideal ambicionado, etc. Es un proceso normal que desaparece al cabo de un tiempo.
La melancolía o depresión surge bajo las mismas circunstancias, pero en personas con cierta predisposición a ello. La diferencia fundamental es que se alarga en el tiempo, instalándose como patología. La diferencia entre lo normal y lo patológico es siempre una cuestión de cantidad.
La depresión o melancolía también es la reacción a una pérdida, en muchos casos de un objeto amado, pero puede ser incluso la pérdida de un ideal. Por ejemplo, el sujeto no ha muerto, pero ha quedado perdido como objeto erótico (el caso de la novia abandonada).
Hay otros casos donde la pérdida no está tan claramente definida, o aquellos otros donde el sujeto conoce el objeto perdido, pero no lo que ha perdido con él. Digamos que la pérdida es inconsciente, no como en el duelo, en que la pérdida es reconocida conscientemente.
Cuando una persona cae en una posición depresiva o melancólica es porque hay en ella una tendencia a esa posición psíquica. Es decir, tiende a quedarse apegada al pasado, a lo perdido, a la añoranza de aquella situación que ya no está. Esto es lo que ocurre con la depresión posvacacional, que el sujeto se queda fijado en ese tiempo pasado y no puede disfrutar del presente.
Es una tendencia a quedarse en el goce pasado, que es imaginario porque ya no existe, ya no está. Esa tendencia a quedarse en otra escena, en otra realidad, hace que el sujeto tenga dificultades para gestionar el presente. Además, en esa fantasía imaginaria el pasado queda desvirtuado, deformado, lo que recuerda no es lo que ocurrió, es una construcción que depende de la situación psíquica de cada uno.
En la melancolía el sujeto no se interesa por nada de la realidad que no tenga relación con lo perdido. No lo puede sustituir por otra cosa, no puede sustituir las vacaciones por el trabajo. Es una enfermedad narcisista, donde el sujeto queda atrapado en lo que ha perdido, y para no perderlo lo introyecta, se identifica con ello.
Es un proceso inconsciente, pero no es voluntario. El sujeto se da cuenta de lo que le está pasando, pero no puede controlarlo. En este punto, la presencia de un psicoanalista puede ser de vital importancia para poder encontrar los caminos que le devuelvan a la realidad.
POR QUÉ ES TAN COMÚN DESPUÉS DE LAS VACACIONES
Las vacaciones, generalmente, son un tiempo placentero, diferente a la rutina laboral y familiar. Una etapa anhelada durante el resto del año, generalmente tranquila y que se siente con cierta libertad. En este caso, la vuelta al trabajo puede ser sentida como una interrupción molesta.
Vuelven las relaciones con los compañeros, la obediencia al jefe, el horario que hay que cumplir, las tareas a realizar… Y todo eso produce una cierta tensión a nivel psíquico.
A veces, el síndrome posvacacional se manifiesta como estrés, ansiedad. Esto ocurre en sujetos que se anticipan demasiado, no pueden estar en el momento presente. Están de vacaciones pensando en el trabajo y, después, están en el trabajo pensando en las vacaciones. Son personas que no toleran la incertidumbre, quieren saber qué va a pasar, lo cual es imposible.
Aunque también puede darse el caso contrario, es decir, que las vacaciones hayan sido penosas, ya sea por problemas de salud, por la compañía, por lo sucedido, etc. Volver al trabajo, en este caso, puede significar alivio, puede ser una salvación.
CÓMO VOLVER AL TRABAJO SIN DEPRIMIRSE
Lo normal es disfrutar de las vacaciones, y es importante aprender a retomar la vida laboral y personal de una manera sana.
El tiempo que utilizamos para el ocio está incluido en el tiempo de trabajo. Si no hay tiempo de trabajo, no hay tiempo de ocio, no podemos pensar el ocio si no hay trabajo. Por eso, cuando uno vuelve de vacaciones tiene que empezar a planificar su ocio como parte de su planteamiento vital.
Ocurre que, a veces, la depresión posvacacional no tiene tanto que ver con volver al trabajo como retomar la rutina cotidiana, aunque se proyecte en el trabajo. Retomar los horarios, las obligaciones familiares, con los hijos, todas esas cuestiones personales que producen tensión en el sujeto.
En realidad, a nivel psíquico, el trabajo nos salva de la tendencia al principio del placer que, llevado a sus extremos, enferma y mata. Es la tendencia del aparato psíquico a la tensión cero, y hay que renunciar a ella porque, en el extremo, significa la muerte.
Gozar del trabajo, de las actividades cotidianas, del deporte, de las relaciones personales, de los libros implica transformar esa tendencia negativa que nos lleva a la pasividad. Se sublima, se transforma en algo productivo que implica crecimiento personal y profesional.
EL PSICOANÁLISIS ES EFICAZ FRENTE A LA DEPRESIÓN
Para el psicoanálisis, lo que determina siempre es el futuro. Cualquier situación perjudicial para el sujeto puede transformarse en algo beneficioso, porque la vida está determinada por el siguiente paso, la siguiente frase. El melancólico se detiene en el pasado, se queda atrapado en algo que sólo existe en su pensamiento. El psicoanálisis posibilita cambiar nuestra manera de percibir la realidad.
No es el pasado el que determina la vida del sujeto, es el futuro. No importa de dónde venga uno, qué padres tuvo, dónde nació, cómo fue su infancia… Lo importante es lo que se dice, porque la vida se construye frase a frase.
Los miedos, los prejuicios, la ansiedad, la depresión no son cosas que el sujeto pueda solucionar solo. Hay que aceptar que se atraviesa por ese tipo de situaciones, desconocidas e inquietantes, que nos producen impotencia, para poder pedir ayuda a un profesional cualificado.
El tratamiento psicoanalítico ofrece al paciente depresivo la posibilidad de salir de la enfermedad que lo aprisiona.
Hemos dicho que ha sufrido una pérdida de objeto, pero que no sabe lo que con ese objeto ha perdido realmente. Y que el objeto ha ocupado el lugar del yo, atrayendo hacia sí toda la atención del sujeto, impidiendo de esa manera la relación con la realidad.
Liberar esa carga libidinal aferrada al objeto perdido es recuperar la ilusión por las cosas, por la gente, por la vida.
Con la terapia psicoanalítica, el mundo vuelve a aparecer para el paciente. Conseguir una mejor calidad de vida está al alcance de todo aquél que quiera mejorar.