El amor obsesivo no es amor

El amor obsesivo no es amor

PRIMERA FASE: EL ENAMORAMIENTO

Al comienzo de una relación de pareja se da un primer primer estado del amor al que denominamos “Enamoramiento”. Estar enamorado no es exactamente amar a alguien, el enamoramiento es un estado casi hipnótico.

Esta etapa del enamoramiento, que es fundamenta, se caracteriza porque se produce una idealización de la persona amada, atribuyéndole valores o cualidades que dependen más de la mirada del enamorado que del ser amado. Es como si la relación se iniciara con lo que uno piensa de la otra persona, no realmente con la persona que está frente a nosotros.

¿Qué sucede cuando nos enamoramos de alguien? Nosotros ponemos nuestra energía psíquica (que llamamos en psicoanálisis “libido”), la energía sexual, y rodeamos con ella a la persona de la que nos enamoramos. Pongo mi libido en un objeto amoroso y lo rodeo con esa energía. Ese objeto amoroso entonces nos llama la atención, capta nuestro deseo porque nosotros ya hemos puesto previamente nuestra energía sexual en ese objeto amoroso.

DESPUÉS DEL ENAMORAMIENTO, EL AMOR

Pasado un tiempo, a esta primera fase sigue el amor propiamente dicho, es decir, cae el objeto amado idealizado, cae la atribución del enamorado y aparece la persona real objeto de nuestro amor, con sus virtudes y sus defectos.

 

AMOR SANO

El amor es un sentimiento de la especie que trabaja para la procreación. Sin amor, nadie aguantaría a nadie. El amor implica incluir al otro, ver al otro tal cual es, con sus características personales, sus manías y sus atributos. Estar enamorados es esencial para la vida en pareja, pero

El efecto del amor, que es muy potente, es pura energía sexual uniendo a dos personas, aun en el amor a distancia. Se puede caer en la ilusión de que se es uno solo con la persona amada. Como si los límites se borrasen un poco en esa unión. Por tanto, la separación es muy importante para aprender a discriminar.

Tenemos que saber que no solamente de amor vive el hombre. También es necesaria la separación, separarse para seguir juntos. Si el amor viene a unir, también hay que aprender a separarse para ir a trabajar, para salir con los amigos, para ir al club social. Después, la pareja vuelve a unirse. Se une y se separa, de tal forma que es necesario un trabajo para continuar y, quizá, construir un amor para toda la vida.

 

AMOR OBSESIVO

Si la fase de enamoramiento se alarga mucho en el tiempo, convierto al otro en el centro de mi vida, es decir, hago que sea la fuente de todo lo bueno que me pasa, llegando a pensar incluso que, sin él o ella, nada tiene sentido. Hay una dependencia emocional, es como si hubiera entregado una parte de mí al otro, sin la que, por supuesto, no puedo vivir.

Cuando esto sucede, puedo hacer que el amor se convierta en una obsesión. Pero sólo en el caso de tener tendencias obsesivas, es decir, el sujeto ya era un obsesivo antes. Este comportamiento obsesivo compulsivo perjudica la relación hasta, incluso, llegar a romper nuestra pareja.

Hay que diferenciar amor de obsesión. El amor obsesivo nada tiene que ver con el amor, tiene más que ver con la obsesión, con la patología. La enfermedad limita la vida de la persona a la rutina obsesiva, sea cual sea.

 

SÍNTOMAS DE LA LIMERENCIA

La persona que padece limerencia siente una fuerte necesidad de ser correspondida, un deseo exagerado de reciprocidad, llegando a un trastorno obsesivo compulsivo centrado en la persona amada.

Hay síntomas físicos y psicológicos que nos pueden ayudar a reconocer a una persona que padece limerencia:

Todo gira en torno a la persona amada, todos los pensamientos están enfocados a averiguar si nos quiere en igual medida. Hay una necesidad de estar continuamente con la persona deseada, saber lo que hace, con quién está, etc.

-Gran temor al rechazo, al amor no correspondido, que puede provocar un estado de ansiedad (taquicardias, hiperventilación, temblores, etc.).

Comportamiento compulsivo de comprobación, causado por el miedo a no ser correspondido.

Desmesurada alegría frente a cualquier muestra de atención. A veces la persona que padece ese sentimiento no distingue entre la realidad y su imaginación. Es decir, en esos pensamientos distorsiona la realidad de forma extrema para convencerse de que el otro le corresponde.

Fantasías y recuerdos de encuentros con la persona amada, que se repiten compulsivamente.

Dependencia emocional, que acarrea una falta de control en la que los pensamientos intrusivos se repiten sin que el sujeto pueda evitarlo.

Depresión ante la idea del amor no correspondido, incluso con ideas suicidas, ya que puede llegar a sentir que la vida no tiene sentido sin la persona amada.

 

REPERCUSIONES EN LA VIDA DIARIA

Estas tendencias obsesivo compulsivas se manifiestan en forma de ideas, actos y rituales obsesivos, que cada vez van limitando más la vida del sujeto, llegando incluso a organizar todo su tiempo, real y psíquico, en torno a la obsesión.

Si empezamos a observar que dejamos de hacer nuestras cosas porque creemos que el otro quiere eso, aunque solo sea a nivel de pensamiento, las ideas pueden terminar ocupando todo el tiempo del día e impedir la realización de tareas tan importantes como descansar, comer, trabajar, etc… Estar obsesionado gasta mucha energía psíquica.

Son personas que quieren saber, tanto de la vida del objeto a amado actual como de la anterior a la relación, en el caso de que la hubiera. Para ello utilizarán todos los métodos imaginables, desde preguntar directamente al otro sobre sus sentimientos, preguntar a amigos y familiares qué opinan sobre la relación, hasta tenderle trampas para ver cómo reacciona.

Se produce un exceso de atención que puede convertirse en acoso, de forma involuntaria, lo cual puede asfixiar al otro y convertir la relación en tóxica.

Hay una íntima relación entre el comportamiento obsesivo compulsivo y los celos. Creemos a nivel social que los celos están relacionados con el amor. “Si se pone celoso es que me quiere”, se suele decir, cuando realmente son otras cosas las que hay detrás, que sólo pueden ser interpretadas en análisis.

Hoy día las Redes sociales, internet, las nuevas tecnologías pueden suponer un peligro, puesto que muestran una parcialidad de cada uno que, sacada de contexto, puede interpretarse mal y generar muchos conflictos.

En la actualidad, han surgido muchos y nuevos conflictos entre las parejas y las personas en general, por las malas interpretaciones de lo que se ve, pero no olvidemos que no es por las redes, es por la persona que mira.

 

BENEFICIOS DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA

Es necesario diferenciar entre amor y obsesión, para lo cual es conveniente una terapia psicoanalítica, que puntúe la relación y restablezca el buen funcionamiento de la pareja.

La intervención de un tercero, un terapeuta, hace que las cosas se pacifiquen, que se puedan conversar de otra manera. Porque, para que haya dos, tiene que haber un tercero que los separe, que les muestre que son dos personas diferentes.

Amar es hablar y poder decirle al otro una frase que necesita en ese momento, que le va a ayudar en su crecimiento. Hay una definición que dice: “Amar es dar lo que no se tiene a quien no es”.

El amor se produce, no es algo que uno tenga y el otro no tenga y uno se lo dé al otro. Se produce en la relación, es algo nuevo que no estaba antes.

Hay que tolerar la incertidumbre, eso es un grado de salud. Tolerar la incertidumbre y estar en continua construcción. Trazar un proyecto de vida, de trabajo, con una estrategia, unos objetivos, pero eso va a ir, cambiando, variando. Cuanto más flexibles somos frente al cambio, más felices somos.

Tumbarse en el diván y hablar permite averiguar los verdaderos motivos de lo que sucede en nuestra vida, cuál es el trasfondo inconsciente de nuestros actos y poder modificar nuestro comportamiento.