El estreñimiento y las vacaciones

QUÉ ES EL ESTREÑIMIENTO

El estreñimiento es un problema a la hora de defecar. Una persona está estreñida cuando defeca menos de tres veces por semana o le cuesta mucho trabajo defecar.

El estreñimiento es bastante frecuente. Las causas orgánicas que lo provocan pueden ser la falta de fibra alimentaria, líquido y ejercicio. También puede que otras enfermedades o determinados medicamentos sean los que lo provocan.

Según la medicina, por lo general, el estreñimiento se trata con cambios en la alimentación y ejercicio o con medicamentos u otros tratamientos recetados por un profesional de atención médica.

Pero hemos comprobado que también existen causas psíquicas, que vamos a detallar más adelante.

ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS

El estreñimiento crónico es muy frecuente en la población general (prevalencia: 14%). En la mayoría de los casos no existe una causa orgánica subyacente, siendo calificado como estreñimiento crónico idiopático (ECI).

Aunque suele ser considerada una enfermedad banal, la repercusión a nivel personal, sanitario y social es importante. Diversos estudios lo han asociado con mayores índices de absentismo laboral y alteración de las actividades habituales. Todo ello condiciona un elevado gasto sanitario directo e indirecto.

Físicamente el impacto en los pacientes con ECI, que precisan atención especializada, es mayor que el de la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn estable. Y su repercusión psicológica supera el impacto causado por la artritis reumatoide o la hemodiálisis.

Es más frecuente en mujeres. El riesgo de padecerlo en este grupo de población fue entre 2,9 veces (autopercibido) y 4,6 (según los criterios de Roma II), mayor que en varones, en un estudio español.

 

POR QUÉ ES FRECUENTE EN VACACIONES

Se entiende por estreñimiento del viajero a la aparición de estreñimiento (disminución de la frecuencia de las deposiciones o dificultad en la evacuación) en un sujeto con un ritmo intestinal normal y que coincide con un viaje. Suele ser bastante habitual que, cuando nos vamos de viaje o salimos de la rutina por vacaciones, en muchas ocasiones se desregula nuestro tránsito intestinal y nos cuesta ir al baño.

Los factores más importantes que controlan un correcto ritmo intestinal, y que habitualmente se alteran en un viaje, son: la dieta, el ejercicio físico, la cantidad de líquidos ingeridos, y mantener una serie de rutinas diarias: como la cantidad de agua que ingerimos, la hora a la que solemos ir al baño, cuándo nos duchamos, el momento en que nos vamos a dormir e incluso los kilómetros que hacemos a pie.

En vacaciones todo esto se altera y el estreñimiento es una respuesta del cuerpo al cambio. Es, además, una afección frecuente cuando viaja, cambia de hábitos (cruza diferentes zonas horarias, prueba nuevos alimentos…) o incluso al alterar su horario de sueño. Dado que el estrés y la ansiedad también son un desencadenante de estas molestias, intentar mantener su horario normal a toda costa podría no ser una solución.

Afortunadamente, es fácil de detectar y hay algunas cosas que puede hacer para sentirse mejor y disfrutar de su tiempo fuera de casa. Importante una buena hidratación, ingerir suficiente fibra, e incluso probióticos, regulación de horarios, etc.

 

EL CONTROL DE ESFÍNTERES EN EL NIÑO

 

El control de esfínteres es una cuestión muy importante dentro del desarrollo infantil. En esa etapa se van a producir rasgos que van a marcar nuestro carácter durante toda la vida.

Todas las etapas de la constitución psíquica son importantes para adquirir algo, tanto físico como psíquico, y van a permanecer toda la vida en el sujeto, no son cosas que se superen. Son fases por las que pasamos cuando somos niños, pero que siempre van a estar ahí, en el psiquismo del adulto.

Uno puede tener un momento donde su etapa anal se pone de manifiesto en las cosas que está haciendo, no exactamente con un estreñimiento, que también podría ser, por eso por eso decimos que es una constitución psicosexual que afecta tanto a nivel anímico como a nivel orgánico.

La etapa anal, sádico-anal, viene después de la etapa oral y antes de la etapa fálica y de la etapa genital. En ese momento de la fase cuando el niño aprende a controlar los esfínteres porque hasta este momento no sabía, se hacía caca en cualquier momento. A partir de los 18 meses, más o menos, empieza el control de esfínteres. Esto significa que va a controlar la expulsión y la retención de heces, que vienen a ser como la primera parte del cuerpo del niño que entrega al mundo.

Es un objeto preciado para el niño porque forma parte de él y hasta este momento todavía no hay escrupulosidad, no le da asco. También marca un límite entre el interior y el exterior. Es un aprendizaje total, en el sentido de que tiene que aprender a dar a otro lo que es suyo, entregarlo como una parte de él, incluso podemos decir que es como un regalo.

Entregar ese pedazo de uno a la madre también tiene que ver con el amor, y tiene que haber un objeto exterior al que entregarle ese amor. El niño, en un principio, tiene un goce auto erótico, que también va a conseguir a través del excremento.

Cuando retiene, después, cuando por fin va al orinal a hacer caca, se genera una sensación de voluptuosidad, porque las heces están muy duras y hacer caca le estimula toda la zona anal, es decir, que se va desarrollando también un goce anal que va a perdurar.

Y lo utiliza como un desafío. Si está enfadado con la mamá por algo, entonces no hace caca, por mucho que la mamá se lo pida. Hay un conflicto. Si él cree que recibe el amor suficiente, entrega, pero si no, no lo entrega.

Eso es lo primero que hay que abordar si el nene no hace caca. Hay que ver cómo es la relación con la madre, qué le ha pasado, puede ser algo tan normal como que ella se ha ido con el padre a la habitación y el niño ha sentido esa hostilidad y se pone en posición desafiante.

 

INFLUENCIA DE LA ETAPA ANAL EN EL CARÁCTER DEL ADULTO

Este momento va a ser constitutivo de rasgos del carácter que después imperan en la edad adulta. Por ejemplo, la obstinación, el desafío… la tacañería, porque a nivel significante hay una especie de igualdad o equiparación, psíquicamente hablando, en el adulto, donde equivale caca y dinero. Nos damos cuenta en el decir popular que hay muchas veces que justamente utilizamos el dinero con referencias de la caca: “gano una mierda”, “puedo muy poco”, etc.

El primer equivalente es regalo, porque se entregan las heces a la mamá como un regalo, y luego cuando el niño empieza a recibir dinero en el cumpleaños o como paga, es equivalente regalo y dinero. Al principio el niño no gana el dinero con el trabajo, sino que se lo regalan y va estableciendo esa equivalencia.

Esta fase se la llama sádico-anal porque, igual que tiene que haber un objeto y el amor es importante en el acto de entrega, cuando retiene, cuando no da, es una posición sádica. En esta fase anal se desarrolla ese sadismo que va a estar a lo largo de toda la vida en todos nosotros como una forma de la pulsión de muerte.

Es necesario aprender a controlar, a no dejarme hacer lo que me dé la gana en cualquier momento, es un proceso civilizador que el niño necesita establecer dentro de su psiquismo. En breve aparece el padre y empieza a poner límites.

En esta fase comienzan a aparecer los diques de la sexualidad: El pudor, la repugnancia y la moral. Porque eso no se puede hacer de adulto, está prohibido, entonces va se va limitando esa sexualidad infantil que es toda libre.

Como también empieza a producirse cierto goce en el niño al realizar este acto, aparece el pudor, que viene a decir: “no, no, cierra la puerta”, por ejemplo, y empieza a querer hacer de ese acto un momento para él, porque se empieza a establecer el goce en esa zona.

El goce se tiene que establecer en todos los agujeros, en todas las zonas. La boca, el ano, la mirada (la pulsión escópica), la voz (pulsión invocante). Son importantes en el desarrollo y en la sexualidad adulta.

Luego todas estas formas de goce parcial van a ir sintetizándose en el goce genital, que ya es el de la sexualidad adulta y está encaminando a la procreación, pero antes son necesarias todas estas pulsiones parciales, que están en otras zonas erógenas, y que luego van a confluir en lo genital. El goce anal no desaparece nunca. En la relación sexual adulta genital también intervienen el goce anal y el goce oral.

El Psicoanálisis es una ciencia de efectos, no de causas. No hay una causa, no es porque el niño tiene un estreñimiento infantil que va a ser obstinado o que va a ser tacaño. Es al contrario: es desde la situación adulta, desde el proceso actual, desde donde podemos leer en esa persona que hubo una situación infantil que pudo ser la base de esta situación actual. Esto es muy importante, siempre es por après coup.

Es desde el último efecto que es el discurso, la palabra, donde vamos a reconstruir o a construir la historia de ese sujeto.

 

LA NEUROSIS OBSESIVA

Uno de los trastornos donde impera la fase anal es la neurosis obsesiva, en la que el sujeto padece de una gran duda. Duda de todo porque duda de su amor, y si duda de su amor todo queda tocado por la duda.

En la neurosis obsesiva hay una regresión a la fase sádico anal, pero lo vemos desde la actualidad del paciente neurótico obsesivo. Cuando habla, vemos cómo se han producido algunos síntomas como reacción a esa cuestión con la realidad, por ejemplo.

Son muy ordenados o son muy pulcros. Incluso algunos desarrollan síntomas que tienen que ver con la limpieza, se lavan las manos 100 veces, o la casa, como para limpiar esa tendencia sádica, hostil, que hay en la fase sádico anal. Otras veces son tremendamente moralistas. Son síntomas producidos como compensación de ese goce anal en el que el sujeto se encuentra, por regresión.

El aparato psíquico se constituye completamente y, de ahí, el sujeto regresa a fases anteriores. Por eso que decimos que el psicoanálisis es tan efectivo, porque no hay nada roto en el sujeto, no falta nada, no hay ninguna fase que no esté realizada. Hay una regresión a etapas anteriores, que hay que trabajar para poder ayudar al sujeto a que se posicione de otra manera frente a las cuestiones de su vida. Para que se posicione en el lugar que le corresponde, de manera adulta.

La regresión se produce porque hubo una fijación a un goce, es decir, que gozó mucho en esa fase anal y hubo un exceso de cantidad de goce. Entonces, frente a situaciones de la vida en que tiene que decidir o que son importantes ¿qué hace? En vez de reaccionar de una manera adulta, a través del lenguaje, elaborando el problema, tiende a retroceder a esa posición sádico anal, a comerse la cabeza con un pensamiento obsesivo, a maltratar al compañero, etc.

Los obsesivos son personas que tienen mucha vida interior, no se relacionan con otro semejante, se relacionan con ese otro semejante, pero en su pensamiento. Llegan a casa y vienen ya con el discurso preparado: “bueno, fíjate lo que me dijo ayer, y ahora voy a llegar, voy a hacer esto, voy a hacer lo otro…”

Cuando se encuentran con el otro, ya tenían planeado que éste reaccionara frente a algo que le iba a decir y si no responde exactamente igual a como tenía previsto, enloquece.  Él ya tenía su plan, todo su camino hecho en su pensamiento. Ya tiene las preguntas, las respuestas, tiene toda la conversación armada. Entonces cuando llega y se encuentra al otro en la realidad, hay un choque, hay un conflicto, porque el otro no reacciona como él esperaba.

 

TRATAMIENTO DEL ESTREÑIMIENTO EN LOS NIÑOS

¿Y cómo podemos plantear en este caso el problema del estreñimiento en los niños? Los niños son placas sensibles que reciben todo y que, de alguna forma, lo ponen de manifiesto, porque son como un escenario sin prejuicios, sin ideología, que se presta a mostrar todo lo que reciben de los papás.

En estos casos lo importante, más allá de que podamos ver al niño, observarle o hacerle alguna indicación en consulta, lo más importante es la atención y el tratamiento de los padres. Porque los niños, a la edad en que aprenden el control de esfínteres, no hablan. Todavía no tienen desarrollado el aparato del lenguaje, el aparato psíquico, sino que son un reflejo del psiquismo de los padres, que es inconsciente.

Puede que los padres sean demasiado rigurosos, que tengan demasiada vida interior, como se suele decir. O justamente al contrario, en el exceso se gesta la patología. Todo lo que los adultos hacen de forma habitual, inconsciente, sin darse cuenta, los niños lo perciben.

Los niños no se hacen caca encima o delante de cualquiera, es un síntoma. Por ejemplo, cuando se produce una separación en la pareja y el niño hace caca con la mamá y con el papá no, o viceversa. Hay que observarlo, porque el niño habla con todo lo que hace.

Los seres humanos hablamos con todo lo que hacemos. Cuando se produce cualquier trastorno en la alimentación, en la defecación, cualquier síntoma incipiente que se repita una o varias veces, tenemos que consultar a un especialista, porque no son cosas normales y tendemos a hacer algo que es muy perjudicial para el niño, y es normalizar lo que no es normal.

Y al mismo tiempo decir que no hay que patologizar lo normal porque la diferencia entre salud y enfermedad es una diferencia de cantidad. A las personas sanas y a las personas enfermas les pasan las mismas cosas, pero el factor determinante es la cantidad. En un tratamiento psicoanalítico, lo que va a pasar es que se regulan las cantidades, las relaciones de los mecanismos que se están poniendo en juego y así, la situación se normaliza.

No hay que hacer más que conversar, que hablar con el psicoanalista. Así, se puede evitar usar medicamentos o laxantes con el niño. El niño habla con su comportamiento porque todavía no tiene todo el lenguaje, y es que, cuando no podemos poner en palabras lo que nos pasa, hablamos con el cuerpo.

Es muy importante poder hablar libremente con un profesional, porque nos permite decir cualquier cosa sin que tenga consecuencias negativas en nosotros. Todo lo que se habla en la sesión va a ser utilizado a favor del sujeto.

Cuando no entendemos lo que nos pasa, queremos darle forma, buscar una explicación, y eso precisamente es de lo que tenemos que evitar porque, si le damos una forma, incluso podemos llegar a que un médico nos diagnostique una patología que no es.

La cuestión es que se goza en esa posición. El niño descubrió un goce ahí, y tiene que tolerar esa hostilidad frente al padre y frente a la madre. Tiene que empezar a aprender, por una necesidad, una ley. Que ya no se puede cagar en cualquier lugar, hay que cagar en el orinal y tiene que ser un acto normal, natural.

En este momento del desarrollo infantil, hay una teoría de la sexualidad acerca de dónde vienen los niños, como todavía no hay diferencia sexual, que es “la cloaca indiferenciada”. Está toda la erogeneidad en este momento y todo el goce puesto en lo anal, y así se va constituyendo lo psíquico. En el momento oral todo era con la boca y ahora es el momento anal donde todo es con el ano.

Todo esto ocurre en esta etapa de sexualidad, luego aparece el período de latencia donde todo queda reprimido y, quizá, desaparezca el estreñimiento. Eso que se ha constituido orgánicamente empieza a tener sus consecuencias en el psiquismo. De manera inconsciente, porque se ha reprimido, ya no nos acordamos de esa sexualidad infantil, la anal, la fálica… Pero inconscientemente hace un efecto mayor en el sujeto.

La etapa de latencia, en la que parece que uno olvida todo, es ese periodo donde no recordamos, donde se reprime todo esto y empiezan a florecer otras cuestiones, otras inquietudes a nivel psíquico. Ya no nos interesa tanto el pitito o la diferencia sexual, a la que no hemos llegado aún, sino que estamos en la inquietud del conocimiento.

También en esa etapa se van a establecer rasgos de la parte de la personalidad. Empieza a aparecer la moralidad, “por qué haces eso si no está bien”. Hay como un exceso de moralidad, de pudor también. Son etapas donde los niños no quieren mostrarse o se esconden.

Lo importante es aceptar la ley que regula nuestro comportamiento, que va a regular nuestras pulsiones, que nos va a ayudar a vivir con otros semejantes, a tolerar las diferencias. Después de esta etapa de latencia que hemos visto llega la pubertad.

Tenemos que darnos cuenta de cómo todo este período de control de esfínteres, de estreñimiento, de etapa anal, forma parte de la constitución del sujeto y también de cómo está implicado en nuestro desarrollo psíquico. Porque un síntoma, en relación con el estreñimiento en un adulto, es un reflejo de toda esta estructura, de cómo funciona el aparato psíquico, de donde la analidad forma parte también del goce adulto.

Es mejor facilitar la constitución psíquica del niño, su desarrollo. Con el psicoanálisis de los padres, se facilita que los niños crezcan sanos y fuertes. Tampoco hay que detenerse en un síntoma ocasional.  El niño a lo mejor un día tiene un estreñimiento y no pasa nada tampoco le vamos a hacer estreñido por ese episodio aislado.

No generemos un problema con eso, es mejor hablar con un profesional y esa desesperación, ese disgusto esa ansiedad que los padres tienen porque el niño no hace caca, al hablarlo con un psicoanalista, el síntoma va a desaparecer y a regular el ritmo del niño.

No hay sujeto psíquico individual, el sujeto siempre es social. Cada uno tendrá que hacer el trabajo de construcción de su propio psiquismo en un tratamiento psicoanalítico, pero hay que tenerlo en cuenta a nivel social.

 

¿SE PUEDE CURAR EL ESTREÑIMIENTO CON PSICOANÁLISIS?

Los adultos estreñidos, cuando comienzan un tratamiento psicoanalítico, lo que primero desaparece es el síntoma del estreñimiento. ¿Cómo se puede saber esto? En el discurso, en las palabras, en lo que uno dice, que es el lugar en que está. Hay muchas personas que dicen “todo esto es una mierda”, “ahora doy”, “ahora no doy”. Está toda la analidad puesta en su discurso.

Por ejemplo, una persona que a la hora de pagar en un grupo de amigos nunca saca el dinero, se lo guarda y luego un día nos enteramos de que es estreñido. Son rasgos de la personalidad que se ponen de manifiesto en cualquier momento y que no todo el mundo los ve.

Porque hay que diferenciar entre lo que son rasgos de carácter y lo que es patológico, es decir, que hay ciertos rasgos de la personalidad y del carácter que tienen su origen precisamente en esta fase, como decíamos:  la tacañería o el despilfarro o la obstinación o la excesiva moralidad, que son rasgos del carácter que todos tenemos en mayor o menor grado.

Es necesario un cierto grado de obstinación para sacar adelante un trabajo o enfrentarse a un examen. Pero otra cosa es la patología, es decir, cuando nos pasamos de cantidad y ya es muestra de una neurosis obsesiva, por ejemplo.

La fase anal está implicada en todo, lo que pasa es que hay ciertas patologías donde está todavía más exagerada, pero en todos hay analidad. En todos hay cierto sadismo que es necesario para la vida y que es adaptativo, pero si nos pasamos de cantidad nos convertimos en unos sádicos y en unos maltratadores de nuestros hijos, de nuestra pareja, de nuestros compañeros de trabajo…

Depende de con quién hablemos, va a tener una consecuencia u otra, aunque a veces pensamos: “pero si es lo mismo, es el acto de hablar”. No, es con quién hable lo que va a marcar la diferencia. Si hablamos con el psiquiatra como hablamos con el psicoanalista, quizá nos tache de locos, nos puede internar o medicar para acallarnos. Con el psicoanalista se pueden expresar los delirios que, a veces, tenemos.

Hay gente que prefiere ir contando sus miserias a todo el mundo y lo que hace es construir un pensamiento sobre sí misma que a lo mejor no tiene nada que ver con ella. Ir esparciendo su caquita por ahí, tiene que ver con una posición sádico-anal. Hay gente que se relaciona con los demás haciendo cagadas y es como un acto de amor.

Si queremos cambiar el mundo, debemos empezar por cambiar nuestro mundo personal. Y la transformación verdadera tiene que ser a nivel inconsciente. Ésa es la que produce verdaderos efectos en la realidad.

Es decir, que somos efectos de nuestro inconsciente, que no se puede controlar, que es lo que pretende el obsesivo: controlar el inconsciente, controlar lo que piensa. Precisamente por eso se enferma, porque somos manejados por nuestro inconsciente. Hasta tal punto que cree que lo que piensa se produce en la realidad, tiene omnipotencia de pensamiento.

Piensa y cree en lo que piensa: “si no hago esto me va a pasar algo malo a mi padre, a mi amada…” Entonces empieza el ritual: abre y cierra la puerta cinco veces, además coloca todos los calcetines por colores en el mismo cajón… y todo eso lo hace para evitar que llegue a la realidad su pensamiento hostil. Hostil hacia los otros, hacia el ser amado.

En cuanto observemos un rasgo de todos los que hemos visto lo mejor es acudir a un tratamiento para no llegar a desarrollar nada más. Y, a veces, la tendencia en estos casos es retener el ir al profesional

“Yo no voy al médico ni que me maten”, dice, y como el sujeto puede vivir con ello, normalmente, porque son cosas que pasan en la intimidad… Además, esa ideología que afirma que cada vez que vamos al médico nos saca algo que no teníamos es mentira; el profesional lee algo que ya estaba.

La diferencia es que, con el análisis, se puede recomponer todo el sistema. Eso mismo que se está utilizando para hacer síntoma, es la misma energía que va a utilizar para progresar en la realidad.