Las adicciones

Las adicciones

QUÉ SON LAS ADICCIONES

Si buscamos el significado de adicción, encontramos que es un hábito de conductas peligrosas o de consumo de determinados productos, en especial drogas, y del que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica.

Quisiera aventurarme a avanzar un poco más en la discriminación de esta definición, ya que considero que, hoy en día, la sociedad nos ofrece tantas posibilidades que es muy exagerado etiquetar a alguien de algo sin estudiar su caso particular.

Diría entonces que una conducta adictiva podemos distinguirla de otra no adictiva cuando el consumo del objeto en el que se centra la adicción provoca una interrupción de la actividad diaria, de la vida del paciente, por ejemplo, hay personas que consumen cocaína, pero dicho consumo no interrumpe ni su trabajo ni su vida personal.

Pero cuando el consumo de cocaína hace que esa persona falte a su trabajo o desatienda sus tareas de alimentación, descanso, relaciones sociales, familiares o de pareja, debemos considerar que esa persona tiene una adicción. Lo otro podríamos calificarlo de sujetos consumidores de una sustancia “ilegal” pero no adictiva para ellos.

La adicción a algo no depende de la sustancia objeto de la adicción, sino del sujeto que la consume y la medida en que consume.

 

Cualquier objeto puede convertirse en adictivo: Hay adicción a internet, al alcohol, al tabaco, a los hipnosedantes, a los analgésicos opioides, a las sustancias psicoactivas, a las drogas ilegales, al sexo, a la comida, etc. También pueden ser adictivas una relación conflictiva, una tendencia destructiva, la queja o, hasta incluso, la mamá.

 

GRADOS DE ADICCIÓN

Podemos de alguna manera definir la escala de gravedad de las adicciones, dividiéndola en cuatro niveles, según el daño causado por el consumo de sustancias adictivas:

Primer nivel de gravedad del consumo: USO DE DROGAS

Es el consumo de drogas sin daño físico o psíquico.

Por ejemplo, el consumo de alcohol ocasional, con amigos, no puede calificarse de adicción nociva. Suelen ser comportamientos que no conllevan consecuencias negativas y que, en la sociedad actual, son actos que forman parte de un ritual social.

Del mismo modo, incluso el consumo de marihuana en un entorno social determinado, puede ser considerado más bien un hábito. Recordemos que todo depende de la medida.  

 

Segundo nivel de gravedad: ABUSO DE DROGAS

Es el consumo de drogas con daño reversible, es decir, si se interrumpe el consumo, el daño remite.

Ésta es una noción construida a partir de la observación del daño que produce el consumo cuando se conforma el cuadro de drogodependencia. Los efectos perjudiciales del consumo de drogas aparecen una y otra vez en el sujeto: tanto en sus emociones, como en sus conductas visibles o en el funcionamiento de su personalidad, incluso en sus relaciones sociales y laborales.

Un ejemplo de este tipo sería el joven estudiante que está pasando por una época de frustración afectiva en las relaciones con las chicas de su edad. Es tímido y no ha tenido mucho éxito en los acercamientos que ha intentado.

Comienza a beber, de forma esporádica, para calmar su ansiedad y superar la timidez. Con un par de copas se convierte en el centro de la reunión social de turno, lo cual desentona con su personalidad habitual.

Esta conducta puede acarrear dos consecuencias para el joven:

Por un lado, en su interior, en la medida en que implica una experiencia de desinhibición por conducta adictiva. El riesgo para su salud mental es acostumbrarse a esta forma de superar su timidez y conseguir, mediante el uso progresivo de la bebida, una conducta exitosa en sus relaciones personales.

Por otro lado, en el medio social, porque corre el riesgo de llegar a ser visto por sus amigos como alcohólico, alguien problematizado y conflictivo. Y esto es un factor de riesgo, por la posibilidad del sujeto de identificarse con la forma en que le ven los demás y también porque después es muy difícil desprenderse de esas etiquetas.

Es muy importante la detección precoz de estos comportamientos, para evitar que se establezcan y vayan a más.

 

Tercer nivel de gravedad: DROGODEPENDENCIA DE 1º GRADO

Es el consumo de drogas con daño estable y no progresivo.

En los niveles anteriores todo dependía de la cantidad y la duración del consumo de drogas. Aquí podemos hablar claramente de adicción a sustancias o drogodependencia.

El aspecto de constante repetición por parte de la persona adicta, el abuso de drogas puede poner en grave riesgo su salud mental y su salud física, más aún cuando ya hay un daño estable, es decir, la patología está claramente definida.

Por ejemplo, en el caso de consumo prolongado y diario de cocaína, se produce un desgaste de energía que, a lo largo de meses o años, lleva a un envejecimiento prematuro del organismo. Algo similar a vivir sin dormir lo suficiente para reponer fuerzas o sin una alimentación adecuada. Es una sintomatología comparable a la que produce un stress crónico.

 

Cuarto nivel de gravedad: DROGODEPENDENCIA DE 2º GRADO

Es el consumo de drogas con daño estable y progresivo.

Coincide en términos generales con el estereotipo ideológico que se ha generalizado sobre lo que es la drogodependencia, que se identifica con un problema incurable, una enfermedad crónica e, incluso, con la delincuencia. Puede derivar en una enfermedad crónica.

En estos casos, es necesaria la desintoxicación, pasar el síndrome de abstinencia que, aunque es un proceso duro, en realidad dura 4 ó 5 días y sus síntomas son similares a una gripe fuerte: fiebre, malestar general, dolores musculares, debilidad, gastroenteritis…

La terapia psicoanalítica simultánea es necesaria para el sujeto, para ayudarle a llevar a cabo el proceso de “limpieza” de su cuerpo y reordenar su vida.

ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS

Según las últimas estimaciones globales, alrededor de 284 millones de personas entre 15 y 64 años ha consumido drogas al menos una vez durante el último año. Esto supone un aumento de 26% respecto a la década anterior.

El 13% del total de quienes utilizan drogas sufre trastornos por su consumo, es decir, casi 37 millones de personas.

Es de destacar la importancia de la pandemia del COVID, en la que aumentó considerablemente el consumo de drogas, encabezada por el alcohol, consumida por el 90% de los encuestados.

El confinamiento, la incertidumbre, la continua relación con familiares

 

POR QUÉ NOS DROGAMOS

El primer gran hábito de todos los humanos es la masturbación infantil, es algo que el nene lleva a cabo solo, sin participación directa de otro. Es un goce autoerótico que en un momento dado tendrá que abandonar, sustituir por otras maneras de gozar.

Si este proceso de sustitución no se realiza de manera adecuada, eficaz, el sujeto queda “enganchado” a esa forma única de gozar. Quizá debemos atribuir esta cualidad a cualquier adicción, y es que procura al consumidor un goce autoerótico, sin mucho trabajo aparente y sin participación, también aparente, de otro.

Podemos decir que todas las adicciones son sustitutivos del goce sexual infantil, que alejan al sujeto de la realidad y del trabajo necesario para su transformación.

El goce que aportan las drogas, el juego, etc., se presenta como una sustitución de aquel goce autoerótico conseguido con la masturbación infantil. La tendencia a la repetición para lograr esa satisfacción primera e inolvidable (que, por otro lado, nunca se logra) es lo que impide al sujeto renunciar al objeto al que han atribuido la consecución del goce.

Pero no todos los sujetos que han experimentado con sustancias tóxicas desarrollan una adicción.

Sólo si la sustancia adictiva compensa la falta de goce sexual, se produce la recaída, en tanto el sujeto quiere volver a sentir ese goce. Es el elemento común en la génesis de las neurosis y las adicciones es la abstinencia de una satisfacción sexual.

Hay otras disciplinas como la creación, el arte o la ciencia que también procuran un goce elevado sin perjudicar a la salud. Las adicciones, a la larga, provocan un deterioro de la salud.

 

CONSECUENCIAS EN LA VIDA DIARIA

Uno de los problemas que se le plantean es que, aunque alejada, la realidad sigue ahí y, de vez en cuando, se presenta para señalar a ese sujeto que, de alguna manera, está fuera de ella cuando se encuentra en la relación autoerótica que mantiene con su adicción.

Hay adicciones que son más sociales, como el tabaco, el alcohol, la cocaína, la comida, etc., pero a la larga pueden actuar separando de lo social a ese sujeto. El excesivo consumo de estas sustancias le va alejando de la realidad, con un grave deterioro de sus relaciones sociales y laborales.

El éxito de las drogas más estimulantes es que levantan inhibiciones por su efecto sobre la censura, pero el efecto es momentáneo y luego aparece de nuevo la realidad.

 

LA TERAPIA PSICOANALÍTICA ES EFICAZ

Es una terapia que pone de manifiesto por qué el sujeto consume drogas, cuáles son los problemas familiares o laborales que le aquejan, cuáles son las fantasías, los miedos que tiene, etc. Se va a poner en palabras cuál es la verdadera problemática por la que el sujeto se ve en la necesidad de recurrir al consumo compulsivo de sustancias adictivas para poder llevar adelante su vida.

Ya hemos hablado de la relación entre la neurosis y las adicciones, y de la manera en que buscamos sustancias que sustituyan ese goce sexual al que no tenemos acceso. Es decir, en el fondo toda adicción es una neurosis, y dependerá de ésta la curación del adicto.

En el transcurso del tratamiento psicoanalítico se va a construir una nueva relación con la realidad, tanto psíquica como social. Se va a construir la ley, que es esencial para la constitución de un psiquismo sano y para que su vida cotidiana sea más amable, tanto para él como para quienes le rodean.